A finales de mayo de 2025, dos adolescentes de Arizona — Pandora Kjolsrud, de 18 años, y Evan Clark, de 17 — emprendieron un viaje de campamento en la remota zona de Mount Ord del Bosque Nacional Tonto. Nunca regresaron. Se encontró un vehículo estacionado fuera de la carretera, y las marcas de arrastre en la maleza llevaron a los investigadores hasta sus cuerpos a una milla y media de distancia. Ambas víctimas habían sido disparadas múltiples veces.
Finalmente, un sospechoso — Thomas Brown, de 31 años — fue arrestado y acusado de dos cargos de asesinato en primer grado después de que la evidencia forense de ADN lo vinculó con la escena del crimen. Los investigadores recuperaron su ADN del vehículo de los adolescentes, de un par de guantes ensangrentados encontrados cerca de su equipo de campamento y de las propias víctimas — evidencia que contradice la afirmación del sospechoso de que nunca había entrado en el vehículo.
Puntos clave para clientes y profesionales legales
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Las escenas del crimen remotas aún dejan rastros forenses — Aunque este incidente ocurrió en un área accidentada y aislada donde no había vigilancia por video normal ni señales de teléfono celular, la ciencia forense (recolección de ADN, rastreo de marcas de arrastre, posicionamiento del vehículo) y el buen trabajo detectivesco tradicional (líneas de denuncia, observaciones de campistas) jugaron roles críticos.
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La evidencia de ADN puede ser decisiva — pero también abre oportunidades para la defensa — En este caso, la presentación por parte de la fiscalía del ADN encontrado dentro del vehículo de las víctimas y en guantes con sangre fue un pilar importante del caso. Pero la defensa ya está cuestionando dónde el ADN no fue encontrado: por ejemplo, la ausencia de ADN en las vainas de bala y preguntas sobre cómo llegó el ADN a donde estaba.
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Declaraciones falsas o engañosas pueden aumentar la exposición — Según documentos judiciales, el sospechoso proporcionó declaraciones que luego entraron en conflicto con la evidencia física. En cualquier caso penal serio, las declaraciones inconsistentes o inexactas pueden volverse problemáticas.
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Fianza alta, apuestas altas — El sospechoso está detenido con una fianza de $2 millones en efectivo, lo que ilustra la seriedad con que los tribunales ven los cargos de asesinato en primer grado.
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La estrategia de defensa debe abordar tanto los hechos como la percepción — Aunque el sospechoso afirma haber tenido contacto con las víctimas pero niega el asesinato, la evidencia y los vínculos forenses creíbles presentan una batalla difícil. Una defensa efectiva requiere tanto pericia forense técnica como estrategia narrativa: ¿cómo llegó el ADN allí? ¿Qué explicaciones alternativas existen?
Qué significa esto para las personas que enfrentan cargos penales graves
Si usted o alguien que conoce está bajo investigación (o acusado) por un delito violento:
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No subestime el poder de la evidencia forense. Incluso en entornos remotos, el ADN, la evidencia de rastros y las pistas de testigos pueden construir un caso sólido.
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Preservar y analizar la evidencia rápidamente es fundamental. Ya sea que esté en el lugar del sospechoso o defendiendo a uno, entender cómo se recogió, manejó y analizó la evidencia puede revelar oportunidades para impugnarla.
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Las declaraciones a los investigadores importan. Decir “Estaba de excursión” o “Estaba acampando allí” puede ir más allá de una simple presencia y debe manejarse con cuidado.
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Las decisiones sobre fianzas y cauciones pueden ser enormes — y actuar rápidamente para presentar mitigación puede ayudar.
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La atención pública y mediática en casos de alto perfil (víctimas adolescentes, entorno remoto en la naturaleza, cargos de asesinato) añade complejidad: narrativa, reputación y estrategia legal interactúan.